Hoy nos gustaría contarte algo que le pasó a una de nuestras empleadas hace unas semanas atrás ….
Marisa tiene una hija de 8 años y trabaja con nosotros desde hace bastante tiempo. Hace unas semanas atrás, decidió celebrar la fiesta de cumpleaños de su hija invitando a varias de las amigas de su hija a la casa para celebrarlo. Como las amigas de la hija de Marisa también tienen 8 años, algunos de los padres decidieron quedarse en casa de Marisa mientras duraba la fiesta. Marisa, acababa de comprar una preciosa mesa de madera tallada para su comedor que le había costado un dineral, y como buena anfitriona les ofreció a los padres que se quedaron bebidas y algo para picar.
Aunque Marisa conoce sobradamente las ventajas de los manteles antimanchas y además tiene varios en su casa, ese día decidió no poner ninguno, pues quiso mostrar su bonita mesa al resto de los padres. Para no hacerte la historia demasiado larga, te diré que al día siguiente Marisa llegó a la oficina maldiciendo y con un cabreo monumental, contándonos que los padres no habían tenido ningún tipo de cuidado y le habían dejado la mesa hecha unos zorros con manchas de grasa, círculos de las copas y bebidas derramadas por doquier sin apenas haberles importado lo más mínimo dejando la mesa en un estado mucho más lamentable que la mesa que había puesto para las niñas. Al final, después de una buena reflexión, reconoció que la culpa había sido suya y que debía haber protegido la mesa con un mantel antes de servir nada.
Cuando tienes una bonita mesa siempre merece la pena lucirla, pero cuando tienes invitados, siempre es mejor prevenir que curar.
Como ya sabrás, nosotros vendemos manteles, y aunque son bonitos, al final sirven para proteger la mesa.
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